En 1954, con 18 años conseguí mi primer empleo en un local de la Galería Santa Fe.
La señora que me contrató estaba por tener familia y no podía seguir trabajando y yo la reemplazaría. Recuerdo haber bordado un pequeño ajuar para la que resultó ser una nena.
Siempre tuve un trato familiar con todos ellos, que al poco tiempo se agrandó con una segunda nena. Le pusieron de nombre Carina y asistí a su bautismo llevándole un chalequito rosa tejido por mí.
Muy de vez en cuando veía a las nenas pero su padre me hablaba de ellas todo el tiempo y llegué a Conocérlas bien.
Seis años más tarde me casé, dejé de trabajar y nos fuimos distanciando.
Pasaron así los años y ya eran un recuerdo de mi juventud. Nunca más llegué a verlas o a saber de ellas.
Hace apenas unos días tenía turno para una Mamografía en el Hospital Italiano. Llegué temprano y me senté a esperar que me llamaran. Lógicamente miraba los nombres de los que iban llamando para hacerse los estudios, esperando ver el mío.
De pronto ocurrió lo inesperado. Apareció el nombre de alguien que casi ni recordaba. Estaban llamando a Carina con nombre y apellido... casi 40 años después.
La llamaron del box número 15. Llena de profunda emoción (estoy pronta a cumplir 80 años) me acerqué lentamente con mi bastón a ese numero 15. Era sólo una puerta cerrada, pero me latía el corazón con la esperanza de reencontrarme con una parte de mi juventud. Esperé ansiosa que se abriera por fin esa puerta.
De pronto, al abrirse salió Carina, casi una extraña, pero con un gran parecido familiar que me hizo reConocérla. La nombre sospechando que no me reConocéría, pero me sorprendió al decirme que me había reconocido por la voz!!!
Nos abrazamos y nos preguntamos por personas que sólo eran ya un recuerdo.
Nuestro encuentro fue muy emotivo pero corto ya que apareció mi nombre en la pantalla y tuvimos que despedirnos.
Extrañamente también me llamaban del box número 15.