Un día en mi trabajo sufrí un accidente laboral: quedé aplastado debajo de 1.700 kgs de rollos de lonas para camión. Eran 34 rollos de 1.50 Mts de largo y 50 Kgs cada uno!
Me rescataron los compañeros de trabajo, no perdí el conocimiento estando en esa situación, pero ellos no podían levantar los rollos con el autoelevador porque al no ver mi cuerpo podían agravar la situación con las uñas para levantar, por lo tanto fueron sacando a mano la mayoría de los rollos de encima mío.
En ese momento sentía un inmenso dolor en la parte de la cola y pensaba que era un hierro de las tarimas en las cuales estaban los rollos, respiré con la mitad de la boca ya que tenía la otra parte y la nariz aplastados.
Con mi cabeza hacia abajo pude ver de reojo mi mano izquierda en un charco de sangre, moví los dedos para que mis compañeros se apuraran a sacar los rollos y vieran que estaba vivo, caso contrario podían creer que estaba muerto y no tocar nada en un momento de desconcierto.
Cuando me rescatan me ponen de costado en el mismo piso y ahí escuché las sirenas de los bomberos y ambulancia en la cual me trasladan al Hospital Zubizarreta hasta que la empresa gestionó con la ART el traslado al Hospital Italiano. Estuve en terapia intensiva los primeros 12 dias con sipac (ya que se aplasto un pulmón) luego con respirador artifical, hasta que me pasaron a sala intermedia con oxígeno y luego a sala común 70 dias más, internado con fractura de pelvis, tibia y peroné en pierna izquierda y cabeza de fémur en pierna derecha, que con el tiempo me pusieron prótesis.
Agradezco todos los días a Dios, a la ART, a la empresa en la cual trabajo hasta el día de hoy, al Hospital Italiano, a los Dres. Sancineto, Virginia (no recuerdo el apellido) Ojea Quintana (colostomía luego normalizada), Brandi (malla abdominal) Picaluga, Comba, (prótesis de cadera) enfermeras y enfermeros ya que sin el cuidado de ellos no sirve de nada el trabajo de los cirujanos, camilleros y a todo el personal.
Salí del Hospital en silla de ruedas, luego pasé a las muletas, al andador y por mucho tiempo con 1 bastón, gracias a la rehabilitación de la calle Potosí. Hoy gracias a todos los profesionales camino sin bastón, trabajo, manejo, como de todo, no tomo ningún medicamento. Tengo 3 hijos/as, 4 nietos/as y soy muy feliz.